En este post invitado, Belinda, de desafina.com, nos explicará como nadie por qué se desgastan las cuerdas del violín y cuándo deberías cambiarlas.
Recuerdo perfectamente la primera vez que se me rompió una cuerda.
Era verano, hacía mucho calor y saqué mi pequeño violín para estudiar. Pero antes de que pudiera acabar la primera nota, la cuerda Mi saltó y se rompió.
Yo era muy pequeña, tenía siete años, y no sabía que aquel minúsculo instrumento podía hacer tanto ruido.
Menudo susto.
Me quedé sin estudiar hasta la siguiente clase esperando a que mi profesor me la cambiara. No tenía ni idea de que aquello podía pasar, ni sabía cómo se hacía.
Pasaron varios años hasta que pude hacerlo yo sola. Y ahí fue cuando me enteré de lo delicado que es este instrumento y de que es mejor no acercarlo a fuentes de calor ni frío:
- Hay que mantenerlo alejado de estufas, radiadores y del aire acondicionado
- Y evitar que le dé el sol de manera directa
Esto no solo se hace para cuidar las cuerdas, la madera del violín es extremadamente delicada y los cambios de temperatura le afectan muchísimo. Pero, además de la posibilidad de romperse por estos factores, las cuerdas se desgastan con el tiempo y pierden calidad y afinación.
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Por qué se desgastan las cuerdas y cuándo es el momento de cambiarlas
En el desgaste de las cuerdas influyen varios factores:
- El tipo de cuerda: tripa, metálica o sintética
- La cantidad de tiempo que practicas al día
- El cuidado y guardado del instrumento
El tipo de cuerdas
Hay varios tipos de cuerdas dependiendo del material del que están hechas, y cada tipo tiene una durabilidad diferente.
De tripa: este tipo de cuerda se usaba antiguamente para todos los instrumentos, era la única que existía. Estaban hechas de manera natural y con intestino de oveja.
Muchos violinistas las prefieren por su sonido natural y rico (sobretodo los músicos especializados en barroco). Pero tienen dos inconvenientes:
- Son delicadas. Al ser de materiales naturales se estropean fácilmente con los cambios climáticos, tienen mucha menos durabilidad y es necesario cambiarlas con mayor frecuencia
- Su fabricación natural hace que sean las más caras de todas
Metálicas: se inventaron después que las de tripa. Son muy populares por varias razones:
- Su precio, son las más baratas de todas
- Tienen mucha más durabilidad que las otras (pueden durar un año aproximadamente)
- Tienen un sonido brillante y responden muy bien
Este tipo de cuerdas son muy utilizadas en violines para principiantes. El único inconveniente es que son muy poco flexibles y hay que afinarlas con cuidado para que no se rompan.
Sintéticas: son las más usadas por violinistas profesionales. Tienen un sonido similar a las de tripa, pero más potente. Son bastante resistentes, aunque no tanto como las metálicas.
Tienen un sonido más dulce y tardan un tiempo en adaptarse y afinar. Es necesario afinarlas con frecuencia cuando son nuevas.
Son más baratas que las de tripa, pero más caras que las metálicas. Pueden durar entre seis meses y un año, aunque todo dependerá del cuidado y las horas de estudio.
La cantidad de tiempo que practicas al día
Al tocar, las cuerdas se van desgastando y, poco a poco, van perdiendo calidad y brillo. No es lo mismo practicar quince o veinte minutos al día cuando se está empezando, que las ocho horas diarias que toca un concertista.
Si tocas entre quince minutos y una hora diaria, lo normal es que te aguanten bien un año (si son cuerdas sintéticas o metálicas). Pero si ya estás en otro nivel que te exige tocar cuatro, cinco u ocho horas diarias, lo más probable es que necesites cambiarlas cada seis meses.
El clima y el cuidado del instrumento
Por último, también tiene mucha importancia el clima y cómo se cuida, se limpia y se guarda el instrumento.
Los climas secos tensan mucho las cuerdas: si hace demasiado calor es posible que incluso se te rompa alguna. Pero si el clima es húmedo se suelen aflojar y perder afinación.
Protégelas guardando bien el instrumento, alejándolo de fuentes de calor, de frío y del sol directo.
También es recomendable limpiarlas bien después de cada estudio y guardarlas siempre protegiéndolas de posibles golpes.
Es importante tener en cuenta todos estos factores para cuidar bien las cuerdas y que no pierdan calidad en el sonido y no se te rompan en el momento más inoportuno e inesperado.
Cómo elegir las cuerdas
Elegir las cuerdas adecuadas para cada violín es clave para sacarle el mayor rendimiento al instrumento.
Cuando vas a comprar unas cuerdas tienes que tener en cuenta su uso: no son lo mismo unas cuerdas de principiante que unas de un concertista; ni las de un violinista de jazz que las de un estudiante que esté en los últimos cursos de violín.
Entonces… ¿Cuáles son las cuerdas de violín más adecuadas para ti?
Cuerdas metálicas
Si eres un estudiante de los primeros cursos de violín no necesitas unas cuerdas caras. Tampoco tendría sentido ponerlas en un violín de principiante.
Este tipo de cuerdas son las más económicas. Además, son muy estables y no se desafinan con facilidad (esto es algo de agradecer en los primeros años de estudio).
También son las más utilizadas entre los violinistas no clásicos por su sonido brillante, rápida respuesta y potencia. Y encima son las que más duran, ¿que más se les puede pedir?
Helicore, Piranito, D’Addario y Chromcore son algunas de las más usadas.
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Cuerdas de tripa
Este tipo de cuerdas son las usadas por los violinistas a los que les gusta el sonido natural y por los violinistas de estilo barroco (por su calidez y su particular sonido).
Son más duras, no tienen tanta estabilidad y hay que afinarlas más a menudo.
Eudoxa y Oliv, las dos de la casa Pirastro, son de las más populares.
Cuerdas sintéticas
Estas cuerdas fueron las últimas en salir y son más indicadas para violinistas con cierta experiencia. Tienen un sonido más dulce que las metálicas, pero no duran tanto.
Las famosas Dominant, Tónica, Obligato o Evah Pirrazi se usan mucho.
Cómo cambiar las cuerdas
Suele ser habitual que esperemos para cambiarlas a que alguna de las cuerdas esté muy deteriorada o a que, directamente, se rompa. Pero si haces esto estarás tocando con menos sonido del que deberías y con una afinación cada vez menos precisa.
Cambia tus cuerdas regularmente para tener un violín bien acondicionado, esto te ayudará mucho a conseguir tus metas.
Y aunque tengas tus cuerdas al día no olvides llevar siempre un juego de repuesto. Se te puede romper alguna en cualquier momento.
Si vas a cambiar las cuerdas hay algo que nunca debes hacer: ¡no las quites todas a la vez!
Las cuerdas son las que sujetan el puente, y, este, al alma (va debajo de la tapa superior). Si quitas todas las cuerdas el puente se caerá y, seguramente, tengas que visitar a un lutier para volver a colocar el alma en su sitio. Y claro, lo más probable será que el sonido ya no sea el mismo.
Lo que tienes que hacer es cambiarlas de una en una y afinándolas constantemente hasta que, poco a poco, se vayan adaptando a la tensión.
Para cambiar una cuerda sigue estos pasos:
- Gira la clavija de la cuerda hacia ti mientras vas tirando y sacando la cuerda con la otra mano
- Una vez quitada, saca la nueva de su sobre y sujétala en la parte del cordal con la bolita
- Con la otra mano gira el clavijero hasta ver el agujero y empieza a meter el extremo de la cuerda
- Gira la clavija en dirección hacia la cabeza del violín y, con la otra mano, tensa la cuerda para que no se salga del cordal
- Haz la primera vuelta hacia la parte fina de la clavija y después sigue hacia la parte gruesa. Ve metiendo más la clavija hasta que la cuerda quede tensa
- Comprueba antes de seguir que la cuerda esté bien colocada en la marca correspondiente del puente y la cejilla
- Antes de poner la siguiente cuerda, afínala. No hace falta que sea muy preciso, pero vuelve a afinarla cada poco tiempo hasta que se adapte a la nueva tensión
Cuando las tengas todas puestas, te recomiendo tocar y afinar las cuatro cuerdas constantemente hasta que estén bien ajustadas.
La cuerda Mi, la primera y más fina de las cuatro, suele venir con un canutillo de plástico que tienes que poner en la parte del puente cuando la estés cambiando para evitar que se hunda y pierda sonido.
Este artículo ha sido redactado por Belinda, violinista profesional que ha tocado entre otros, con Carlos Núñez o con Robbie Williams y creadora del blog desafina.com. Os recomendamos que visitéis su blog si os interesa cualquier cuestión relacionada con instrumentos de cuerda.